En el siglo 16 en medio de la invasión de España y las crecientes tensiones entre Atahualpa y Huáscar, hijos de Huayna Capac en disputa por su herencia, Atahualpa es capturado y traicionado por el conquistador Francisco Pizarro, marcando un momento decisivo en la historia.
Tras la captura de Atahualpa, a Pizarro se le ofrece una recompensa de 2 cuartos llenos de oro y uno lleno de plata, a cambio de la liberación de Atahualpa. Los generales de Atahualpa, empiezan la misión de recolectar oro y plata a lo largo del imperio.
Sin embargo, después de meses de espera y un temor invasivo de un posible ataque inca – y antes de que el General Rumiñahui tenga la oportunidad de recolectar todo el oro y la plata del norte del imperio Inca, Pizarro asesina a Atahualpa.
Al escuchar sobre el asesinato de su líder, Rumiñahui decide enterrar el tesoro en una cueva en las montañas de los Llanganates.
EL DERROTERO DE VALVERDE
Casi medio siglo después, Valverde, un colono español, se casa con una mujer inca, cuyo padre conoce el paradero del tesoro. Para proteger a su hija y asegurar que viva una vida llena de riquezas, el padre conduce a Valverde al tesoro – haciéndole jurar que nunca contará lo que se le ha mostrado. Valverde protege el secreto hasta su lecho de muerte, cuando decide dejar escritas las indicaciones para llegar al tesoro, en una carta enviada al rey de España. A esta carta se la conoce como el Derrotero de Valverde.
Los detalles sobre el envío de la carta son inciertos. Algunos especulan que los procesos burocráticos del momento retrasaron su entrega al rey. Otros sugieren que el rey Felipe II no recibió nunca la carta o dudó de su contenido. La cuestión es que la realeza española atendió las declaraciones de Valverde casi dos siglos más tarde en XVIII, posiblemente bajo el reinado de Carlos III.
LA EXPEDICIÓN DEL REY
Carlos III envía a su representante legal, Don Puga Pástor, corregidor de Tacunga (ahora Latacunga) el Derrotero de Valverde y un decreto real para seguir las instrucciones y adentrarse en los Llanganates para asegurar la veracidad del documento. También apunta al obispo del pueblo, el Padre Longo, para que acompañe al corregidor en el viaje, confiando en la iglesia la supervisión del funcionario público.
A su regreso, Puga Pástor, informa a las autoridades que todo lo referente al Derrotero de Valverde es falso, basado en referencias imaginarias sin ningún parecido con la topografía real de los Llanganates. También informa que el obispo se ahogó en el cruce de un río.(Hoy en día, el cruce del río Golpe es conocido como el lugar donde el padre Longo encontró su fin).
El derrotero, o una copia del original, se envió a los archivos de la ciudad hasta que fue descubierto muchos años después por el botánico Richard Spruce. Cuentan las leyendas locales que Puga Pástor luego de su regreso, se fue a vivir a la costa, donde sospechosamente vivió una vida llena de riquezas inexplicadas.
LA EXPEDICIÓN DE SPRUCE
En 1805-1850? cuando la colonia británica en Malasia sufría de Malaria, el botánico Richard Spruce fue enviado a Ecuador en búsqueda de quinina, producida por los árboles de Cinchona, como un antídoto para tratar la enfermedad. Regresó a Gran Bretaña informando haber encontrado la carta de Valverde junto con un mapa dibujado por el boticario español Atanasio Guzmán.
Años después de su regreso, junto con Alfred Rusell Wallace, Spruce contrata a dos marineros: Chapman y Blacke, para embarcarse en una misión en búsqueda del tesoro perdido.
Al cabo de varios días de expedición, agotado y desorientado, Chapman llega a su límite y decide que no puede continuar. Tras un declive en su estado físico, fallece. Los detalles son confusos, pero supuestamente, en su esfuerzo por brindarle a su amigo una “sepultura cristiana” dentro de una cueva, Blacke tropieza con el tesoro. Otros sugieren que Chapman murió tras el descubrimiento del mismo.
El testimonio de Blacke es el siguiente: “Es imposible para mí describir las riquezas que yacen en la cueva marcada en mi mapa. Ni mil hombres podrían mover el tesoro de donde se encuentra.” … “Hay miles de piezas de oro y plata, artesanías incas y preincas de la orfebrería más exquisita, figurillas de tamaño real, animales y flores, hechas de oro y plata, vasijas llenas de las más increíbles joyas y jarrones de oro llenos de esmeraldas.”
La leyenda cuenta que Blacke se llevó consigo lo que pudo cargar: 18 piezas de oro. En su viaje de retorno, desde Panamá, intentó contactar a Spruce para contarle sobre su descubrimiento. Lastimosamente, Spruce había fallecido sin enterarse del éxito de su expedición.
Años más tarde, en una expedición más grande organizada por Blacke para ir en busca del resto del tesoro, el marinero cae por la borda junto con sus mapas y documentos. Algunos creen que cayó accidentalmente, mientras que otros especulan que fue empujado.
¿BLACK Y DYOTT?
Al parecer, Barth Blacke había tenido otra alianza con un hombre de la costa de Nueva Inglaterra, al que envió sus mapas dibujados y sus historias en un intento de organizar una expedición en busca del tesoro. Años más tarde, sus descendientes encontraron las notas de Blacke en una excepcional búsqueda de pistas dejadas por su abuelo. Los documentos ocultos fueron enviados al comandante Dyott, un gran explorador de su época.
En busca del tesoro, tras navegar por el inhóspito terreno enfrentándose a la adversidad y a grandes peligros, Dyott decidió que el tesoro no merecía el riesgo. Tras su fallecimiento, los documentos quedaron en posesión de una familia de Quito, donde había vivido durante un tiempo. Se dice que los documentos de Blacke proporcionan varias pistas que faltan en el Derrotero.
EXPEDICIONES MODERNOS
Desde entonces, hasta los tiempos modernos, cientos de exploradores se han embarcado en expediciones en busca del oro perdido. Se dice que un explorador descubrió las instrucciones originales de Valverde y afirma haber extraído oro del fondo de un lago conocido ahora con su nombre. Otros que le siguieron se sumergieron en busca del oro y descubrieron que se trataba de pirita, un mineral parecido al oro, conocido como el “Oro de los Tontos”. Nadie ha encontrado aún los tesoros descritos por Valverde y Blacke.
Para más información sobre estas exploraciones modernas, recomendamos la lectura de Llanganati, de Jorge Anhalzer, un hombre que ha dirigido personalmente a aventureros y exploradores en su búsqueda del tesoro perdido de Atahualpa.
Ya sea mito o leyenda, el misterio y la emocionante posibilidad del tesoro siguen atrayendo a exploradores a las profundidades de los inhóspitos Llanganates.
Fuentes:
“Llanganati” Jorge Anhalzer
“Llanganati” Luciano Andrade Marin
“The Lost Inca Gold” James Owen
¿Qué piensas sobre la leyenda del tesoro inca? ¿Qué harías tú si es que llegarías a encontrarlo? ¿Sabías que hay quienes creen que la momia de Atahualpa está enterrada junto al tesoro?