Junto al majestuoso Cotopaxi descansa un tesoro escondido que guarda siglos de historia.
Construida en 1695 por Don Matheo de la Escalera y Velasco, la hacienda La Ciénega es más que un hotel, es un viaje en el tiempo y un refugio acogedor para quienes buscan conectar con la naturaleza de sus alrededores y la historia de la hacienda.
Una demostración de amor
La historia de La Ciénega está marcada por un amor apasionado que desafió las convenciones de su época. Después de la construcción inicial de la hacienda, Gregorio Matheu de la Escalera, Caballero de la Orden de Calatrava y del Espíritu Santo, heredó La Ciénega. En Lima, se enamoró de la VI Marquesa María Ana de Aranda y Gúzman. Sin la aprobación de los padres de la marquesa, Gregorio la trajo en secreto a Quito, escoltada por cien servidores, para contraer matrimonio. Juntos hicieron de La Ciénega su hogar. Desde entonces, la casa ha sido el hogar de familias y huéspedes ilustres, y ha sido testigo de romances, aventuras y revoluciones.
Huéspedes ilustres que hacen historia
En el siglo XVIII, La Ciénega recibió a tres académicos franceses —Carlos María de la Condamine, Pedro Bouguer y Luis Godín— que llegaron a Quito el 29 de mayo de 1736 para determinar la forma y magnitud de la Tierra. Invitados por el Marqués de Maenza, propietario de La Ciénega, se alojaron en la hacienda en 1742 para observar las erupciones del Cotopaxi.
En 1802, el naturalista Alexander Von Humboldt, acompañado por Bonpland y Carlos Montúfar, también se hospedó en La Ciénega. Humboldt describió su estancia como una de las vistas más majestuosas que había presenciado, destacando el volcán Cotopaxi, los picos de los Ilinizas y el nevado Quilindaña.
“Se ve al mismo tiempo y en proximidad estremecedora,el colosal volcán Cotopaxi, los picos titánicos de los Ilinizas, el nevado Quilindaña. Es una de las vistas más majestuosas e importantes que me han ocurrido en ambos hemisferios.”
Conoce más sobre la historia de La Ciénega y cómo la hacienda ha pasado de generación en generación, aquí.
La Ciénega y el Cotopaxi: una hacienda ligada a su tierra de origen
La Ciénega está profundamente conectada con el volcán Cotopaxi. Su iglesia, patios, corredores, cúpulas y caballerizas fueron construidos con material volcánico. Las vertientes de agua cristalina que abastecen la hacienda también son de origen volcánico.
Este vínculo con la tierra es evidente en la resiliencia de la hacienda, que ha resistido erupciones volcánicas y terremotos a lo largo de los siglos, gracias al suelo blando y flexible sobre el que está construida.
Dato curioso: ¿Sabías que el nombre de La Ciénega proviene del ciénego sobre el cuál descansa la casa? El mismo ciénego que hace al suelo blando y flexible, sirviendo de amortiguador cuando la tierra tiembla.
La experiencia
Hospedarse en La Ciénega es una experiencia que transporta a otra época. Sus jardines, pasillos y salones, con pisos crujientes y chimeneas encendidas, no se sienten como un hotel ni como un museo, sino como espacios vivos que conservan el espíritu de sus antiguos habitantes.
Sus pasillos tienen libros antiguos y una recopilación de la historia de los herederos de la hacienda y huéspedes ilustres que se han hospedado aquí. Recorrer sus pasillos es una inmersión única en la historia del Ecuador donde el tiempo parece pasar lentamente, permitiendo al visitante desconectar y sumergirse.
La gastronomía de la hacienda también contribuye al espíritu de la experiencia, ya que sus platos son elaborados con ingredientes frescos y procesos artesanales, como sus empanadas de morocho, su reconfortante leche de chocolate y sus quesos, para los cuales usan la antigua prensa de la hacienda.
Dato curioso: La Ciénega, en un debido momento, fue una hacienda productora de leche. En una de las habitaciones de la hacienda se guarda el registro de la producción de leche de los años 50.
Guardianes de la noche
Más allá de su historia y tradición, quienes han escuchado de La Ciénega, probablemente han oído hablar acerca de los fantasmas que la habitan. Conocidos en la hacienda como los “Guardianes de la noche”, ahora puedes conocer las historias de aquellos que vivieron en La Ciénega y han elegido quedarse para protegerla a través de un recorrido nocturno que reabrirá en 2024.
Explora Cotopaxi
Además de disfrutar de tu tiempo en la casa de hacienda, La Ciénega es el punto de partida ideal para explorar Cotopaxi. Desde la hacienda, puedes organizar actividades como cabalgatas y senderismo alrededor del volcán, visitas a la laguna de Quilotoa y al mercado rural de los jueves en Saquisilí.
La Ciénega te invita a vivir una experiencia única de conexión con la historia, la naturaleza y la cultura de la región. Si buscas un destino lleno de espíritu y encanto, La Ciénega te espera junto al Cotopaxi.
Planifica tu visita
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